Vícar brilló en el firmamento junto a las Perseidas, en su cuarto 'Paseando entre Velas'

No vigente.

Más de 10.000 personas acudieron para disfrutar de las actividades en un escenario idílico, iluminado tan solo por la tenue luz de las velas y los candiles

Vícar, 10 de agosto de 2018: No quedó un rincón sin iluminar, ni una fachada decorada con dibujos y candiles, para acompañar el juego luminoso y enigmático que cada año, fiel a su cita de agosto, llega desde la constelación de Perseo, transformadas en las conocidas como Lágrimas de San Lorenzo.  Las más de 13.000 velas y candiles repartidos por calles, plazas y callejones, alumbraron el paseo de las más de 10.000 personas que acudieron a la Villa de Vícar, para disfrutar de esta noche mágica que bajo la denominación de 'Paseando entre velas', por cuarto año consecutivo han organizado la Asociación de Vecinos 'San Benito' y el Ayuntamiento de Vícar.

Desde primera hora de la tarde, los rincones más emblemáticos de la Villa de Vícar, fueron acogiendo actividades y a recibir la visita de familias llegadas desde distintos puntos del municipio, de la comarca y de la provincia en los numerosos autobuses lanzadera dispuestos durante todo el día. Numerosos veraneantes que se tomaron el evento como una actividad más dentro de sus vacaciones y que no dejaron de plasmar con sus cámaras y móviles las imágenes más dispares de esta agradable visita. Desde la Plaza del Barranquillo, epicentro de la fiesta, donde las actividades se ponían en marcha con un taller de percusión, hasta el Lavadero, donde la campañía Alejú escenificaba sus cuentacuentos, con merienda incluida. En otro de los rincones, la Fuente del Barranco , decenas de niños elaboraban llaveros de macramé, mientras que en la Puerta Margarita fabricaban candiles de lata y de aceite o estampaban bolsos y mochilas en la Travesía de la Estación, de donde otros muchos salían con sus caras pintadas o sus trenzas. Muy bien valorados por los visitantes fueron  también los cuentos susurrados de la compañía Alejú en la Fuente del Barranco.

Fotocall, fachadas decoradas con dibujos y mensajes, talleres, cuentacuentos, pasacalles, exposiciones, actuaciones en vivo o cualquier otro detalle, se fueron convirtiendo en motivos para el recuerdo para los miles de visitantes, repartidos por toda la villa, mientras iba cayendo la noche. Entonces llegó uno de los momentos culminantes del evento, el encendido de velas, por parte de vecinos y voluntarios, Al pie de la Iglesia Fortaleza, el alcalde de Vícar, Antonio Bonilla, prendía la primera vela y en pocos minutos, toda la villa quedó iluminada. Comenzaba entonces el paseo entre velas, dejándose ver la gran afluencia de visitantes y a la vez el resultado de muchos días de trabajo por parte de los vecinos. La disposición de las velas recreando  estrellas, notas musicales y hasta indalos, fueron tomando forma e iluminando los diferentes rincones, a la vez que resonaban los tambores  de la batucada que a modo de pasacalles fue recorriendo la villa, con Kalima du Samba.  Muy emotivo también fue el rincón en recuerdo del pequeño Gabriel Cruz, en la calle del Médico.

Otro pasacalles, éste de luz, con la compañía Alejú, tomaba después el relevo,  abriendo los distintos escenarios al resto de las actuaciones.  Espectáculo de fuego con Nazaret Ruiz y lectura poética flamenca con Anibal García;  el gaitero Manuel Alvarez, recorriendo todas las calles de la Villa con sus pasajes celtas, los boleros de Fome de Ritmo y la música Gospel de Molotov en la Iglesia Fortaleza; un planetario en la Pista Polideportiva, convertida en Mirador de las Estrellas, y clases de taichi y yoga y taller de pintura corporal,  en la Placeta Los Pipos; cada rincón de la Villa tenía un encanto especial.

Ya pasada la media noche y con un buen ambiente en las calles de la Villa, y entre degustaciones gastronómicas y lluvia de estrellas, actuaciones musicales con el Grupo de Diego Cruz y la banda de Manuel Santiago, a pie de la Iglesia Fortaleza, conciertos de violín electrónico, con Nadia. La envolvente música del arpa celta de Víctor Santal, el violín de Alejandro y el espectáculo flamenco de Aitana Rousseau.

De madrugada, y tras disfrutar de la noche mágica de las Perseidas y una charla sobre las estrellas, los más rezagados iniciaron el último paseo entre velas, por las calles de un Vícar Pueblo que por cuarto año consecutivo, lucieron resplandeciente al calor y los destellos de candiles y farolillos.

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